
5 de julio, 2009
Que al tener ese vago recuerdo, comenzó a buscar maquinal y desesperadamente en su cabeza aquella carta sin resultado. Ni el color de la tinta, ni la fecha, ni la clase de papel, ni el saludo.. Sólo el conocimiento de haberla deshechado años antes... que ahora le parecían instantes.
Había pasado los últimos cinco años en un parpadeo muy doloroso y lento, pero parpadeo al fin y al cabo. Quizás con dos risas más a todas sus lágrimas juntas. Equilibrio no era una palabra que experimentara a menudo... naturalmente. Quizá se hallaba únicamente entre sus palabras y silencios, teniendo algo en común: estancamiento.
Pero claro, muchas cosas más lograba evocar en ese momento. Como el poema número veinte, o las cartas de amor de una palomita a un sapo obeso. O las lágrimas que derramó por un amor que jamnás pudo ser y consumarse. ¿O por qué no? no haber podido frenar su triciclo y terminar estampada en el suelo al pie de las escaleras del jardín.
Pero la carta.. deseaba recordar cada palabra de esa carta.
Y ni era tan importante... y ni le era tan querida, pero la idea de haber olvidado algo que fue valioso para alguien más, le molestaba y daba vueltas a su alrededor. Así era ella: se complicaba por todos, pero no por ella. Era una sutil diferencia, casi imperceptible.
Claro..
"Yo la quise, y a veces ella también me quiso."