diciembre 10, 2011

Yo supe.


Una madrugada entre aquí y mis dedos teclearon sin más que no sabía que coño poner.
Hoy, a las ocho de la mañana, en el mes en el que el mal humor me abruma, sólo puedo acariciar el teclado con miedo y decir que olvidé cómo poner. Me aterro, del modo en que hace años me columpié sobre un barandal, ignorando la advertencia de mi madre, y después me fui de cara al suelo y me lastimé un ojo.
Sí, me aterra, con ese miedo tonto de infante, de quien sabe que está haciendo mal, y sigue haciéndolo... y sale herido, pero sigue, sigue, sigue... El punto es, que yo no he sabido seguir.
Qué vértigo no ver el suelo al caer.

septiembre 25, 2011

No sé, Cassandra, no sé

No sé, Cassandra, no sé.

Iyari Feria

25 de septiembre, 2011

No sé si todavía te amo o si todavía me enamoras. Hace mucho que no hablo con vos, que no veo tu sonrisa, o tu cuerpo desnudo tras una ventana. Hace tiempo que no saludo tu guitarra, ni me dibujas flores o tu oreja porta un pendiente con mi nombre. No sé si tienes el cabello largo, corto, o si ya no tienes cabello. No sé si sigues siendo crespa.. no sé si sigo siendo tu foránea, no sé si sigo siendo tu cardiaca, no sé si te domaron, no sé si en este instante duermes, ríes, lloras, bebes, fumas, sueñas, mueres y otra te entrega su cuerpo mientras piensas en esa primera vez que nunca hemos tenido. O que simplemente no me piensas y sólo bailas, mientras yo te escribo esto a las cuatro de la mañana, viendo llover.

agosto 31, 2011

Carta al Ermitaño



13 de mayo, 2010


Desperté esta mañana y mis ojos sin abrirse podían verte.
Es posible que de saber que aquel día sería la última vez que nos veríamos, no hubiera subido a la combi. Hubiera esperado las once de la noche, abrazándote hasta no ver más colectivos y comentar del gato negro de San Pascualito que horas antes vi. Bromear, reír, olvidar los reclamos que profesé y regalarte el humo de mi cuarto cigarro en tu cara, riendo sola por la cara que harías.

La realidad es que no fue así, pero me queda el anhelo de haberme asomado por la ventana del transporte para ver tu rostro una última vez, sabiendo que era yo quien se alejaba y así poder convencerme que era lo mejor.

Pero lo cierto es que no ignoré el transporte, no te abracé una vez más, y no me asomé por la ventana. Lo del gato quedará en misterio y los reclamos sin olvidar. El cigarro se mantendrá pendiente para no cumplirse y no pude reir ni reiré pues no veo más tu cara.

La triste consecuencia es que cada que me entero de ti, siento lástima por ambos, y un gran rechazo a tus acciones.
¿Recuerdas que una vez te llamé patético? Realmente no lo sentía así -aunque sé que lo sabes-, mis pensamientos van y vienen, como yo contigo.

Ahora puedo callar lo que siento por ti y tú guardar lo que piensas de mi, pues lo que yo pienso y tú sientes, no tiene misterio.

Ya es un cliché aquella frase que dice que los amores van y vienen, pero las amistades son para siempre; no obstante, me declaro partidaria de dicho pensamiento.

Sé que tú verás una cicatriz en tu cuerpo y quizá rías por lo torpe que fuiste, sentirás nostalgia, en ocasiones anhelo, pero tarde o temprano tus ojos se fijarán en otros no tan cobardes como los mios. Estás siguiendo adelante.

Por mi parte, puedo decir que eres una gran piedra que me esfuerzo en no encontrar para no tropezar y sangrar.

La Luna permanece entre las páginas de un libro y la beso ocasionalmente. Me dijiste que yo no tenía ninguna conexión con ella, pero yo te aseguro que ahora es más mía que tuya.
Me jodiste a Neruda, gracias -y no, no es sarcasmo- pero no me destruyas a Benedetti. En cuanto a Sabines, destrózamelo si así te apetece. Cambiaría todos esos versos que te hacen pensar en mi por un cigarro a tu lado, por embriagarnos con cocteles dulces y ver pornografía en el sillón de tu sala. Olvidaría todas las tardes que pasamos juntos, si pudiera olvidar las decenas de promesas que me hiciste pese a que me negué en creer, y como imaginé, nunca cumpliste.
Entérate que no tengo ya intenciones de encontrarte, el ego ya está lo suficientemente mancillado y la argolla de mi oreja izquierda arde a menudo. Recordarte me enferma.

¿Sabes lo más irónico del asunto? Ni puedo estar sin ti, ni contigo, y te pasa igual.

Estamos en un tremendo problema... Pero mi naturaleza no es de las que cede, y tu voluntad hacia mi es férrea.
No te estanques, que yo no lo haré.
Sé que si miro hacia atrás, ahí vas a estar, pero dudo virar en tu dirección si tropiezo.
Entérate que si miras atrás...no voy a estar.

No soy tan considerada ni madura, y no puedo permitirme sentir culpa por no entregar lo que no tengo.

Pero te quiero.


Iyari





julio 24, 2011

Falso positivo


Falso positivo
Iyari Feria.-

24 de julio, 2011


Fuera lo que fuera, no estaría feliz.

Ella tenía una certera corazonada de lo que sería, su intuición pocas veces erraba, y aún así, absurdamente, contra todo pronóstico y todo discurso anteriormente dicho de sus labios: deseaba lo contrario.
Fue entonces que al descubrir lo que de por sí sabía, se sintió decepcionada.

Por más problemático que fuese, por más que el mundo se viniera encima suyo... eran cuentos que ya conocía, y la situación en cuestión no haría gran diferencia, por el contrario, le daría un verdadero sentido a su postura defensiva.

Pero no.
Eso de tener la razón, le sigue sin ser placentero.
Tan tonta ella... con las pestañas mojadas de tristeza, tan tonta ella.

junio 30, 2011

El humo se disipa...

Iyari Feria.-
29 de junio, 2011

A mi enferma manera, yo aprendí a volar.
Te invitaría de no ser que desde mi último despegue,descubrí que no sé planear en las corrientes mundanas de aire, y por tanto, no lo he vuelto a intentar. En cambio, a mi me gusta la tierra que pisas y el suelo que procuras construir. Me agrada el color de tu voz, el peso de tus pasos, la mano que me tendiste y los dedos fuertes que apretaron misfalanges recordándome que no te irás.
Me alegra retar las voces que gritan que esto no es.
Volar no me excita ni me reconforta, ya tus pasos firmes que avanzan provocan en mi la suficiente dosis de vértigo.
Extiéndeme tus gafas que quiero ver con tus ojos, que quiero hacerte entender con mi aliento que la distancia puede ser desesperante y seductora, dolorosa y anhelante, estresante pero dulce. Sujétate a mi trenza, besa la argolla de mis labios, y entiende, que incluso a la distancia, el rosa sigue siendo rosa y mi despiste se orienta abrazada a tu espalda.

El humo se disipa... Ya no necesito gas.

junio 23, 2011

Ojalá que no sonara tan mal.

Iyari Feria.-
23 de junio, 2011.
Tu nombre siempre me supo a azúcar morena. Y aunque no existe ningún rechazo, de pronto tu voz me suena a ausencia y mis labios saben a sal.

mayo 27, 2011

Juana, levántate.


Juana, levántate.
27 de mayo, 2011

Iyari Feria.-

No era necesario. La intención de las palabras de Juana eran justamente evitar lo que ahora sufría.
-Si quieres sólo eso, dímelo. A veces ser directo hace menos complicadas las cosas, incluso ayuda a que sucedan con más rapidez. -Musitó con seguridad, y escuchó como su interlocutor le respondía afirmativamente.

¡Ah, pero no! Se le había olvidado que no porque ella fuese sincera querría decir que los demás también.
Si Juana cometía un error, era creer que todos podían llegar a pensar como ella, o al menos, entenderla si explicaba su punto con detalle.

-Pasas mucho tiempo por las nubes. -Comentó esa misma tarde su gato mientras la miraba inquisidoramente desde la cama donde retozaba.
Juana le miró en silencio, observando como las alargadas pupilas del felino la escudriñaban.
-De hecho, he olvidado hace cuánto no me levanto del suelo.-Suspiró.
Si el gato hubiese tenido hombros, se hubiera encogido. Optó por recostarse sobre la cama, dándole la espalda a Juana murmurando con maullidos poco inteligibles.

La muchacha de trenzas suspiró. ¿Desde cuándo había comenzado a entender al gato?

mayo 15, 2011

Sorpréndanle.


Sorpréndanle

15 de mayo, 2011
Iyari Feria.-

Ya no se sorprende, sólo pone a prueba las maravillas que escucha para sonreír con tristeza al descubrir que sus conjeturas están en lo cierto. Las palabras mienten y engalanan. La persuación no le hace mella, la seducción le hace flaquear, pero olvidó ilusionarse.
Hace tiempo que tener la razón dejó de serle placentero.

¡Sorpréndanle que se apaga!

marzo 14, 2011

Mujer.


Ser mujer

¡Brindo por la mujer! ¡Quién pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos!

Ambrose Bierce

Ser mujer, claramente no es ser costilla, ni senos, ni matriz, ni sangre derramada al mes. No es una lucha, ni un ideal, ni una utopía, ni una quimera, ni un estandarte, ni un suspiro, ni un poema. Siempre será más, bajo dos ventanas con pestañas. Podríamos decir con fe que es incongruencia, que es vida y herida, que es olor, pudor y sabor; que no es perfecta y nunca lo será, pero su belleza recae en ello.

La mujer es la cara del amor que hace falta, la motivación de ciertos sueños censurados. Ser mujer, no es enaltecer un género humano, pues la condición femenina no se elige, todo pende del azar; no obstante, ésta postura significa soportar golpes de la vida que el hombre ni delirante desearía. La mujer es vehemencia y consuelo encarnado, la mujer es catarsis y fuego puro.

Mujer, es la condición irremplazable que se recuerda en cada beso dado, en cada corazón quebrado y en cada caricia obsequiada. Es aquella sensibilidad que se oculta tras una apariencia ruda, o la misma emoción a flor de piel.

Mujer es aquel ser fuerte por naturaleza, tan delicado, que debe aparentar más fuerza para no flaquear. Puede ser necedad, inquietud, rabia, sonrisa o pasión. Puede ser un simple cuerpo frágil, robusto o delgado pero que posee la maravillosa y sorprendente capacidad de emerger vida de la vida. Mujer, es inspiración, musa que crea y destroza. Es tierra firme y río que corre. Es la fuerza que difícilmente se logra controlar, y que si su cauce te toca, nada vuelve a ser igual.

Iyari Feria

febrero 03, 2011

Métrica


Métrica
3 de febrero, 2011

Iyari Feria

Las cosas deberían ser más sencillas.
Como sonreír, empapada en la lluvia
Como el cabello revuelto por la tarde
Como la lágrima nocturna en la almohada

Como la carta de amor que escribes
sin esperar respuesta alguna
Como la monotonía semanal
y el domingo soporífero

Como el hecho de no tener que contar 11 sílabas por línea...
y darse cuenta que sólo las primeras dos están bien.