Sin respeto y para ti

Sin respeto y para ti

Iyari Feria.-
13 de mayo, 2009

Sátiro con cuernos largos, negando mi lado ilusioro y estúpido, pensaba que las conexiones más allá de lo terrenal entre dos seres que les une un sentimiento afín, son meras barbaridades y sandeces. No obstante me encontré con dificultades para respirar y mantenerme en pie al medio día. Y yo pensaba en ti. Y el pecho me pesaba, y el pecho me dolía, y el pecho me advertía.
Ahora es fácil convencerme sin dificultad que se trataba de la fatiga del día soleado, el sopor y la desidia; y es que tú y yo no tenemos mas que la carne por cierto.
Luego uno se entera de lo que indaga. Y luego uno no puede escuchar, pero desea indagar aún más. Luego uno termina mal.

Y pensar que Isabel y Rogelio se juraron amor eterno cortando la piel de sus pechos y juntándose en sangre. Y que se amaron con pasión por sobre todo. Y que la vida decidió entregar a Rogelio a la muerte. Y que pidiendo el mismo pacto, me negaste.
Por dicha afrenta y ante lo sucitado, entre los senos blancos que tanto te gustan, decidí abrir una herida bajo el agua, que sangraría sola pero no se limpiaría.
Porque hay cosas que no se deben olvidar.
Y una vez me dijeron bien.. el Diablo no se enamora.
El Caín de mis entrañas podría consumir al Abel de las tuyas. Dios no está de lado de la perfidia. Y esta ninfa, sólo puede darle hiel al sátiro.



"... Recordé los momentos mágicos que allí pasé, la primera vez que hicimos el amor, en la alfombra. Se nos cayó una botella de champaña encima. Una casa, en fin, llena de recuerdos intensos. Fue una relación corta pero sustanciosa, como dice el lugar común. Puse sobre la mesa del comedor sus objetos, la pulsera de perlas de río y un mensaje escrito previamente en máquina: Celeste, mi más grande y maravilloso amor, me has engañado con un exitoso cantante negro. Por tal razón decidí vengar la afrenta, y sin mayores problemas acabo de conseguir cinco blancas mudas para hacer el amor discreta y silenciosamente. Llorando. Gustavo. ¿Y Celeste? ¿En dónde quedó su amor definitivo por mi? ¿Cuánto duró? ¿Unos diez meses, uno o dos capítulos de mi novela? Su capacidad destructiva era mayor que su devoción por mi."

Fragmento de Réquiem por un suicida de René Aviles Fabila